Además, los resultados preliminares indican una respuesta celular inmune del 100%, según indicó a la prensa el Centro Gamaleya.
Según datos ofrecidos en una conferencia virtual organizada por el grupo mediático ruso, Rossiya Segodnya, la eficacia de la respuesta inmune celular adquirida tras la inyección de las dos dosis de la vacuna rusa contra el coronavirus, Sputnik V, se ubica al 100%, destacó Daria Egórova, investigadora principal del laboratorio de ingeniería genética de los microorganismos patógenos del Centro Gamaleya, desarrollador del medicamento.
«La eficacia inmunológica según los resultados que tenemos ahora, supera el 98% en lo que respecta a la respuesta inmune humoral, mientras que la inmunidad celular asciende al 100%», indicó la representante del centro científico rsuo.
De acuerdo con los más recientes resultados preliminares obtenidos de la tercera fase de pruebas clínicas a la que está siendo sometida la vacuna Sputnik V, «su eficacia epidemiológica es de más del 91%», resaltó Egórova, quién además indicó que ese índice ha sido cierto para «distintos subgrupos de pacientes, sin importar su género y edad».
«Hemos confirmado la alta inocuidad de la vacuna, no se dio ni un solo caso considerable de efecto secundario ni de muerte asociada al uso de esta inoculación», manifestó la investigadora rusa,
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Además, el Instituto de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, manifestó su esperanza en que la duración de la inmunidad proporcionada por la vacuna Sputnik V sea de más de 2 años, indicó a la prensa Alexander Gintsburg, director del centro, en una conferencia de prensa el martes.
«Tenemos una gran esperanza, que se ve confirmada por los resultados ya obtenidos de los ensayos clínicos, de que la vacuna será capaz de proporcionar inmunidad no durante varios meses, ni siquiera un año, sino durante al menos dos años o más, que es el tema de nuestra investigación adicional, por supuesto», aseguró Gintsburg.
Sputnik V fue la primera vacuna contra la Covid-19 desarrollada por un laboratorio ruso, y fue registrada en agosto del 2020 por el Ministerio de Salud de Rusia. El componente del fármaco se basa en una plataforma estudiada y probada de vectores de adenovirus humanos, que han demostrado al momento importantes ventajas son la seguridad, la eficacia y la ausencia de efectos adversos a largo plazo en las personas a las cuáles se les ha aplicado ese medicamento.
Actualmente varios países en todo el mundo ya se han puesto en contacto con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDFI), que es el ente encaragado de tramitar las compras y distribución del medicamento hacia el exterior para tratar la pandemia global del coronavirus.
Países de América Latina como México, Argentina, Bolivia o Venezuela están a la delantera en la región estableciendo acuerdos para garantizar los suministros del fármaco.
En un comunicado, el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) informó que «el RDIF y el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología de Gamaleya están ampliando la capacidad para producir más dosis de Sputnik V debido a la alta demanda de la vacuna rusa en América Latina».
En Europa, a pesar de la fuerte reticencia de la mayoría de los países miembros en entablar negociaciones con Rusia en este ámbito, aduciendo razones de seguridad farmacéutica, Serbia y Hungría ya han recibido los primeros lotes de Sputnik V para dar paso al proceso de vacunación contra la Covid-19.
En una publicación reciente, aparecida en la edición española del periódico francés Le Monde diplomatique.el periodista científico Federico Kukso, indicó que la mayoría de los países occidentales reaccionaron al desarrollo de la vacuna rusa Sputnik V con escepticismo e indiferencia como manifestación de la ignorancia de la tradición científica rusa, resaltando en el texto que «impulsadas por las diferencias lingüísticas, culturales y políticas, la mayoría de las iniciativas rusas son recibidas con sospecha», argumentó.
Además, resaltó Kukso en su artículo que «la ciencia rusa, usualmente dividida en los períodos zarista, soviético y postsoviético, tiene una larga trayectoria que suele ser dejada de lado, o mirada con desdén, por la narrativa histórica predominante» en Occidente, afirmando que «la creación de la vacuna Sputnik V es el resultado de toda una cadena histórica de desarrollos científicos en Rusia».
Por otra parte, el especialista destacó en su texto que «a diferencia de países como Estados Unidos y aquellos de la Unión Europea en los que los laboratorios farmacéuticos, un sector conocido como Big Pharma que busca redimirse ante la opinión pública, imponen sus medicamentos con precios astronómicos, además de lograr cambios en las legislaciones gracias a su fuerte poder como grupo de presión, Rusia demostró su capacidad para desarrollar de manera independiente un medicamento que podría aplacar la pandemia», a un bajo costo.