En la etapa de nucleosíntesis primaria, la temperatura era demasiado alta para la formación de átomos o moléculas, por lo que toda la materia estaba en estado de plasma.

Recientemente, los astrofísicos del International Project Event Horizon Telescope (EHT) mostraron la primera imagen del horizonte de eventos de un agujero negro supermasivo. Este logro hizo posible una vez más probar empíricamente la teoría general de la relatividad de Einstein, demostrando que nuestras ideas sobre las leyes del universo son bastante precisas, aunque no completas.

Ahora, Según un artículo con los resultados de un estudio publicado en la revista Nature, en donde se realiza una breve descripción del trabajo descrito en el sitio web de la agencia espacial estadounidense NASA, se ha dado a conocer otro descubrimiento importante, los científicos registraron experimentalmente por primera vez en el espacio exterior hidruro de helio (HeH⁺), el primer compuesto molecular que apareció después del Big Bang.

Este descubrimiento confirma las teorías generalmente aceptadas en la ciencia moderna sobre las primeras etapas del desarrollo del Universo. En particular, según las teorías generalmente aceptadas, inmediatamente después del Big Bang, la composición principal de la materia estelar constaba de tres «ingredientes» principales: hidrógeno, helio y litio.

En la etapa de nucleosíntesis primaria, la temperatura era demasiado alta para la formación de átomos o moléculas, por lo que toda la materia estaba en estado de plasma. A medida que se aceleraba la expansión, la materia se enfriaba. Cuando la temperatura descendió a unos 4000 kelvin, comenzaron a formarse los primeros átomos neutros y luego las moléculas.

La primera molécula fue hidruro de helio, un compuesto de un átomo de helio neutro y un ion de hidrógeno. Se cree que esta molécula se originó unos 100.000 años después del Big Bang. La formación de hidruro de helio, que reaccionó fácilmente con moléculas o átomos neutros, condujo a la formación de hidrógeno molecular, la base para un mayor desarrollo del Universo y la formación de sistemas estelares.

En la Tierra, el hidruro de helio se obtuvo en laboratorios allá por 1925, pero hasta el momento los científicos no han podido obtener pruebas de su existencia en el espacio. El hecho es que las líneas espectrales del hidruro de helio están cerca de las líneas espectrales de varias moléculas en la atmósfera terrestre, lo que complica el problema de detectar la molécula de la Tierra.

El descubrimiento fue posible gracias a una actualización reciente de uno de los principales instrumentos del observatorio volador de SOFIA. Hablamos del GRAN espectrómetro (Receptor Alemán para Astronomía en Frecuencias de Terahercios).

Por cierto, el observatorio SOFIA (un proyecto conjunto de la NASA y el Centro Aéreo y Espacial Alemán) es un avión Boeing 747SP modificado con un telescopio instalado. Gracias al ascenso a una altura de 13 kilómetros, el telescopio le permite obtener imágenes con una calidad cercana al nivel de los observatorios espaciales.

La molécula fue descubierta en la nebulosa planetaria NGC 7027, la cuál está ubicada en la constelación Cygnus a una distancia de tres mil años luz de la Tierra. De hecho, los científicos llevan pronosticando su existencia allí desde la década de 1970, ya que en esta zona se observaron condiciones idóneas para la existencia de un cuerpo orgánico similar.

Es decir, el compuesto descubierto no es una reliquia del Big Bang, sino que ya se formó en el Universo moderno en condiciones adecuadas. Sin embargo, esto de ninguna manera contradice las ideas sobre los procesos químicos que ocurren en las primeras etapas del desarrollo del Universo.

En un futuro previsible, los científicos planean utilizar instrumentos más sensibles, como el conjunto de antenas de ALMA, para nuevas observaciones, con el objetivo de detectar la molécula en galaxias más distantes del Universo primitivo. Esto ayudará a fortalecer aún más las teorías actuales.

La tierra fue impactada hace unos 280 millones de años por un meteorito que originó cráteres pequeños antes de los dinosaurios.

En un estudio publicado en la revista Geological Society of America Bulletin, asegura que se han descubierto varias docenas de pequeños cráteres de impacto, de 10 a 70 m de tamaño, en el sureste de Wyoming. Un equipo de geocientíficos estadounidenses y alemanes encontró estos antiguos cráteres en capas sedimentarias expuestas del período Pérmico (hace 280 millones de años), los cuáles se habrían originado por el impacto de un meteorito contra la Tierra, millones de años antes del surgimiento de los primeros dinosaurios.

La zona del hallazgo descrita por los investigadores, estaría ubicada en el suroeste del estado norteamericano de Wyoming, en la forma de un campo de cráteres secundarios, que son estructuras que se originan por el material expulsado de un cráter mucho más grande, que podría haber sido producto del choque de un meteorito, hace unos 280 millones de años, sobre la superficie de nuestro planeta, señala el estudio.

Después de descubrir los primeros cráteres, el equipo inicialmente sospechó que se trataba de un campo lleno de cráteres, formado por la ruptura de un asteroide que ingresó a la atmósfera. Sin embargo, con el descubrimiento de más y más cráteres en un área amplia, se descartó esta interpretación.

Lo destacado de la publicación, reside en que, si bien los cráteres secundarios son comunes en la Luna o en Marte, hasta ahora estas formaciones no se habían encontrado en cuerpos planetarios con atmósferas densas como la Tierra.

«Aquí, por primera vez, se proporciona evidencia de que ha sido posible la formación de cráteres secundarios en la Tierra, y reconstruimos los procesos físicos que llevaron a su formación», indican los geólogos a cargo de la investigación.

Muchos de los cráteres están agrupados en grupos y alineados a lo largo de los rayos. Además, varios cráteres son elípticos, lo que permite la reconstrucción de las trayectorias de entrada de los impactadores. Las trayectorias reconstruidas tienen un patrón radial.

“Las trayectorias indican una sola fuente y muestran que los cráteres se formaron por bloques expulsados de un gran cráter primario”, dijo el líder del proyecto, Thomas Kenkmann, profesor de geología en la Universidad de Freiburg, Alemania.

En el trabajo, los expertos documentaron 31 cráteres con un diámetro de entre 10 y 70 metros, mientras que alrededor de 60 estructuras más están a la espera de su respectiva confirmación. Sin ambargo, aún no han encontrado la ubicación del cráter principal, indicando que el mismo, será objeto de futuras investigaciones por parte de los especialistas.

A pesar de ello, según estimaciones, el meteorito que causó el origen de los cráteres habría tenido entre 2 y 3 kilómetros de diámetro, que, tras impactar contra la superficie terrestre, habría generado una enorme bola de fuego, arrojando material incandescente en un radio de hasta 200 kilómetros.

El equipo calculó las trayectorias balísticas y utilizó simulaciones matemáticas para modelar la formación de los cráteres. Todos los cráteres encontrados hasta ahora están ubicados a 150–200 km del presunto cráter principal y estaban formados por bloques de 4–8 m de tamaño que golpearon la Tierra a velocidades de 700–1000 m/s.

El equipo estima que el cráter fuente tiene entre 50 y 65 km de diámetro y debería estar profundamente enterrado bajo sedimentos más jóvenes en la cuenca del norte de Denver, cerca de la frontera entre Wyoming y Nebraska.

Además, se hace énfasis, que el registro de los primeros dinosaurios en lo que hoy es América del Norte comienza durante el Triásico Superior, hace aproximadamente 225 millones de años, por lo que el impacto de este meteorito habría tenido lugar en unos 50 millones de años antes.

127370cookie-checkRegistran primer compuesto molecular que apareció trás del ‘Big Bang’ en el espacio exterior

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