Para el encargado del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal rusa, Leonid Slutsky, el reclamo de Estonia está solo dirigida a una «audiencia interna».
Recientemente, desde Estonia se han alzado voces como la del presidente del Parlamento de ese país, Henn Põlluaas, quién afirmó que el Tratado de Paz de Tartu de 1920, firmado con la Rusia soviética, según el cual «se acordó la frontera entre Estonia y Rusia», sigue siendo válido en correspondencia con el derecho internacional.
Põlluaas señaló en su declaración, que han pasado 100 años desde la celebración del Tratado de Tartu, mediante el cual la Rusia soviética fue la primera en el mundo en reconocer la independencia de Estonia, estableciéndose una línea fronteriza entre los dos estados.
El acuerdo reivindicado por Estonia, cedía una parte de la provincia de Pskov (ahora el distrito de Pechora de la región de Pskov), el territorio en la orilla derecha del Narva, ahora el territorio de la región de Leningrado, que fue asignado a Estonia. Sin embargo, producto de la Segunda Guerra Mundial, en 1944, estos territorios fueron devueltos a la República Federativa Socialista Soviética de Rusia, sin embargo, para el político estonio, ese acuerdo fronterizo supuestamente es válido hasta el día de hoy.
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«Tales declaraciones están postergando cada vez más las perspectivas de ratificar el tratado fronterizo ruso-estonio de 2014 y creando tensión adicional en la cooperación bilateral e interparlamentaria», resalto por su parte desde Rusia, el encargado del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal, Leonid Slutsky,
Para la diputada de la Duma del Estado ruso, Elena Panina, esa «declaración de Põlluaas de inapropiada», argumentando sobre el riesgo de agravamiento de la situación internacional, una vez que esa postura de Estonia pueda «ser utilizado por fuerzas influyentes en Occidente, que ven a los estados bálticos como un instrumento de presión sobre Rusia. En este caso, los países bálticos, en particular Estonia, pueden encontrarse en el epicentro de la confrontación global», indicó para la agencia de noticias rusa RIA Novosti.
Vladimir Dzhabarov, primer vicepresidente del Comité de Asuntos Internacionales del Consejo de la Federación de Rusia, calificó por su parte los resclamos de Estonia como «un objetivo inalcanzable», y sostuvo, en entrevista para la prensa rusa, que si mientras en el país vecino sus políticos manifiesten tales declaraciones, entonces sería imposible establecer relaciones normales entre ambos países.
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«Si quieren relaciones normales de buena vecindad, necesitan alejarse de estos» estándares «, absolutamente inútiles, sin sentido, que, además de agravar las tensiones en las relaciones, no hacen nada», remarcó el político ruso, enfatizando además que «nadie discutirá este tema con ella», en referencia a Estonia.
Por su parte, Sergei Tsekov, miembro del comité internacional del Consejo de la Federación de Rusia, estimó que las declaraciones del político estonia es una manera de «llamar la atención», y resaltó que «cambiar las fronteras entre Rusia y Estonia es imposible. Esto también se establece en la Constitución rusa: de acuerdo con las enmiendas, la toma del territorio ruso es inaceptable».
A pesar de que en Estonia, algunos políticos siguen afirmando que todavía el Tratado de Tartu firmado en 1020 está en vigor, Rusia por su parte le considera como un documento histórico sin fuerza legal.
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