Según declaró el líder norcoreano, su país está en medio de un «punto de inflexión» en su desarrollo económico del cuál se podría pasar a «circunstancias sin precedentes».
En el marco de la sexta conferencia de secretarios de organizaciones primarias del Partido de los Trabajadores (comunista) de Corea del Norte, celebrada en Pionyang, el líder de ese país, Kim Jong-un, reconoció por medio de un discurso ante miles de militantes partidistas, que el país asiático se encuentra en medio un «punto de inflexión» en su desarrollo económico, del cuál se podría pasar a «circunstancias sin precedentes».
«El país vive un «período crítico que supone un importante ‘punto de inflexión’. En estas condiciones el cumplimiento de las decisiones anteriores del Partido, en particular las que buscan mejorar la calidad de vida del pueblo incluso en ‘las circunstancias sin precedentes’ en las que tenemos que superar numerosos desafíos, depende del papel que desempeñen las células base del Partido», enfatizó Kim.
En el encuentro, estuvieron presentes los secretarios de las organizaciones primarias (células) del Partido en el Gobierno de la República Popular Democrática de Corea, cuyas unidades, según detalló la Agencia Central de Noticias de Corea (ACNC), constan de 5 a 30 miembros, y tienen como objetivo supervisar las obras y la organización del trabajo en las fábricas y otras instituciones.
El mandatario indicó a los asistentes durante su discurso, sobre la importancia de implementar las decisiones tomadas en el reciente 8vo Congreso del Partido, de los Trabajadores, celebrado en enero último, en el cuál se hizo un llamado a rectificar las «deficiencias» en el trabajo de las células base de la organización partidista, para corregir las «carencias» de manera inmediata, como solución para garantizar el desarrollo «saludable y sostenible» del Partido.
Corea del Norte vive actualmente su momento más complicado, debido a diversos factores, que en el plano externo ha incidido de forma negativa en el desarrollo económico del país peninsular asiático, como por ejemplo, el aislamiento provocado por la pandemia global del coronavirus, y en especial, las sanciones económicas de Estados Unidos en castigo por su pujante programa de armas nucleares.
Durante su intervención en el 8vo Congreso partidista, Kim Jon-un admitió ante los delegados que el plan económico quinquenal aprobado en 2016 no había alcanzado sus objetivos «en casi ninguno de los sectores», lo cuál dió paso a una rectificación que puso freno, al menos de momento, a cierta apertura reformista de mercado, regresando a una política más estatista en el nuevo plan para los próximos 5 años.
En el acto de clausura de la sexta conferencia el viernes pasado, y cuya última versión fue celebrada en 2017, el líder norcoreano aseveró intentar «aliviar», bajo su liderazgo, «el sufrimiento de las personas que han pasado por duras dificultades durante décadas», alertando a su vez, que el país tiene por delante una «marcha ardua aún más ardua».
