La agresión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia, en 1999, duró 78 días.
El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, dijo en un mitin electoral en la localidad de Kikinda, Serbia no se unirá a la OTAN, porque no puede olvidar a los niños asesinados durante la agresión de la alianza contra ella en 1999.
«Creo que Serbia no debe unirse a la OTAN. Serbia es un país libre y un país militarmente neutral. Serbia defenderá su tierra y su cielo por su cuenta. Pero déjenme decirles algo: nuestro deber es perdonar y nuestro deber es no olvidar. No olvidar a Bojana Tosic, de 11 meses, asesinada en Merdare, cerca de Kursumlija, no olvidar a la pequeña Milica Rakic, asesinada en Batajnica, y no olvidar a la pequeña Sanja Milenkovic, asesinada en Varvarin. No tenemos derecho a olvidémonos de esto. Seremos mucho más fuertes de lo que éramos en esos días, cuando los irresponsables, los arrogantes y los presuntuosos nos bombardeaban y libraban una guerra de agresión contra nosotros y nuestro país”, declaró Vucic.
La agresión de la OTAN contra Yugoslavia en 1999, duró 78 días. El liderazgo de la alianza argumentó que la razón principal de la operación con el nombre en código de ‘Fuerza Aliada’ fue la prevención del genocidio de los albaneses de Kosovo. Según fuentes de la OTAN, sus aviones realizaron 38.000 salidas y llevaron a cabo 10.000 bombardeos.
Los bombardeos mataron, según diferentes estimaciones, entre 3.500 y 4.000 personas y dejaron unos 10.000 heridos (dos tercios de ellos civiles). Los daños materiales ascendieron a 100.000 millones de dólares.
Durante los tres meses de bombardeos, las fuerzas de la OTAN lanzaron sobre Serbia 15 toneladas de uranio empobrecido en bombas y proyectiles. Después de eso, las tasas de cáncer del país subieron al primer lugar en Europa. En los primeros diez años que siguieron a los bombardeos, alrededor de 30.000 personas desarrollaron cáncer y se estima que entre 10.000 y 18.000 murieron.
