La causa del conflicto palestino-israelí es la prolongada ocupación ilegal de los territorios palestinos, declaró el representante permanente de China ante la ONU, Zhang Jun.
China ha pedido a Israel que levante el bloqueo sobre la Franja de Gaza y abra canales para la ayuda humanitaria, dijo el representante permanente de China ante la ONU, Zhang Jun.
«Prevenir una catástrofe humanitaria aún mayor debería ser la prioridad de todos nuestros esfuerzos. Gaza ha estado sin electricidad durante 15 días. Se ha cortado el agua. Los alimentos, las medicinas y otras necesidades básicas pronto se acabarán», indicó Zhang Jun.
«El Consejo de Seguridad debe utilizar un lenguaje inequívoco para exigir que la potencia ocupante levante el asedio de Gaza y ponga fin al castigo colectivo del pueblo de Gaza. Y garantice canales seguros para la ayuda«, Zhang Jun dijo en un debate abierto sobre la situación en Medio Oriente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
«La causa del conflicto palestino-israelí es la prolongada ocupación ilegal de los territorios palestinos, el desprecio por los derechos de los palestinos a establecer un Estado independiente y la falta de protección efectiva de los derechos básicos del pueblo palestino. El enfoque fundamental para Resolver el conflicto es implementar la solución de dos Estados para garantizar la coexistencia pacífica entre Palestina e Israel», afirmó el diplomático chino.
«Pedimos al Consejo de Seguridad que adopte medidas responsables de forma colectiva y urgente, y que envíe un mensaje con una voz unificada. El Consejo de Seguridad de la ONU debería utilizar un lenguaje claro e inequívoco para exigir un alto el fuego», enfatizó Zhang Jun.
«Cualesquiera que sean las excusas, si los combates en Gaza continúa, si hay una escalada, el resultado no será una victoria completa para una de las partes, sino un desastre que envolverá a toda la región», agregó el funcionario.
Las tensiones estallaron nuevamente en Medio Oriente el 7 de octubre cuando militantes del grupo radical palestino Hamas, con sede en Gaza, realizaron una incursión sorpresa en territorio israelí desde la Franja de Gaza. Hamás describió su ataque como una respuesta a las acciones agresivas de las autoridades israelíes contra la Mezquita Al-Aqsa en el Monte del Templo en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
En respuesta, Israel anunció un bloqueo total de la Franja de Gaza y comenzó a lanzar ataques aéreos contra el enclave y ciertas partes del Líbano y Siria. También se están produciendo enfrentamientos en la Ribera Occidental del río Jordán.
El Consejo de Seguridad de la ONU no puede apoyar la paz debido a la posición de Estados Unidos sobre los borradores rusos y brasileños.
La posición negativa de Estados Unidos sobre las resoluciones de Rusia y Brasil ha hecho imposible que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas apoye la paz y la seguridad internacionales, dijo el martes el Representante Permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasily Nebenzya.
«Debido a la posición negativa de Washington sobre el proyecto de resolución ruso y más tarde sobre el proyecto brasileño, el Consejo de Seguridad una vez más no logró cumplir su misión principal: apoyar la paz y la estabilidad internacionales», dijo Nebenzya durante los debates del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la situación en el Oriente Medio.
«El resultado (de tal posición estadounidense) es obvio: una escalada continua acompañada por un aumento de las víctimas civiles y la destrucción de la infraestructura civil», añadió el enviado ruso ante la ONU.
El 18 de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU no logró aprobar un proyecto de resolución iniciado por Brasil sobre la situación en Medio Oriente después de que Estados Unidos lo vetara. La parte estadounidense dijo que estaba insatisfecha con el texto porque no decía ni una palabra sobre el derecho de Israel a la autodefensa.
Antes de eso, el Consejo de Seguridad de la ONU rechazó el proyecto de resolución de Rusia, que no contó con el apoyo del Reino Unido, Estados Unidos, Francia y Japón. Vasily Nebenzya, dijo entonces que el Consejo de Seguridad se había convertido una vez más en rehén de las ambiciones de los países occidentales y no había enviado «una señal colectiva clara y fuerte destinada a reducir la tensión de la situación».
