El llamamiento entregado al gobierno y alcaldía rusa de Moscú, califica al creador de los servicios de inteligencia soviéticos como «figura histórica bastante viva».
Un grupo de escritores, blogueros y periodistas rusos, entre los que se incluyen: Zajhar Prilepin, Igor Molotov, Alexander Projhanov, Dmitry Puchkov, Lesya Ryabtseva y otros, firmaron un llamamiento para devolver el monumento al legendario político soviético Felix Dzerzhinsky a la plaza Lubyanskaya en Moscú.
La iniciativa fue dirigida al gobierno y a la oficina del alcalde de Moscú, en la que se detalla un llamamiento con una solicitud para considerar la posibilidad de devolver el monumento a la plaza ubicada frente al edifico de la KGB (ahora FSB), y que según indicó el escritor Igor Molotov a la agencia de prensa rusa Ria Novosti, «dentro de una semana estará completamente formalizado y enviado en el orden oficialmente establecido».
«Cuando hablamos de la necesidad de devolver el monumento a Felix Edmundovich Dzerzhinsky a la plaza Lubyanskaya en Moscú, no estamos hablando tanto de lo histórico, sino de la importancia histórica y cultural de este monumento», destacó el llamamiento.
El texto sometido a las estructuras de gobierno en la capital rusa señala que, desde su instalación en 1958 en el centro del conjunto arquitectónico de Lubyankaya, la obra del monumentalista soviético Yevgeny Vuchetich y el arquitecto Grigory Zakharov «consiguieron convertirse en parte incondicional del paisaje histórico y cultural de nuestra capital», así como «una de las» tarjetas de visita «originales del centro histórico de Moscú», indican los autores del llamamiento, quiénes a su vez, describieron que en ese lugar «ahora hay un vacío completamente erróneo e insatisfecho».
«Como verdadero político y estadista histórico, Felix Dzerzhinsky todavía, al menos para una parte de nuestra sociedad, sin duda sigue siendo, como dicen, una figura controvertida. Pero sucedió que un monumento a él por Vuchetich y Zakharov en la trágica y grande era de revoluciones y conmociones es absolutamente indiscutible”, remarcan los firmantes del documento.
Además, el llamamiento resalta el hecho de que en Rusia, la memoria del propio Felix Dzerzhinsky como figura histórica «todavía está bastante viva».
«El regreso del monumento a Felix Dzerzhinsky por Vuchetich al lugar históricamente determinado de su instalación, a la plaza Lubyanskaya, de ninguna manera reemplaza la piedra Solovetsky instalada en la misma plaza, sino que, por el contrario, si se quiere, la complementa. Porque estas son solo diferentes facetas de la historia de nuestro país. Que hay que amar y aceptar como es”, argumentaron los miembros del grupo firmante del llamamiento.
En declaraciones a la prensa, Vladimir Medinsky, quién es el presidente de la Sociedad Histórica Militar Rusa (RVIO), y asesor del presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, indicó que la plaza Lubyanka necesita un dominante arquitectónico, que se perdió con la demolición del monumento a Felix Dzerzhinsky, pero la decisión de lo que debería ser es un asunto de los moscovitas, resaltó el funcionario ruso.
«Ahora estoy siguiendo la discusión, que inesperadamente se ha desarrollado activamente a petición de una serie de organizaciones públicas y personajes famosos que se ofrecen a devolver Dzerzhinsky a Lubyanka. Por supuesto, desde un punto de vista arquitectónico, la plaza necesita algún tipo de , ahora parece vacío», precisó Medinsky.
Por su parte, el arquitecto jefe de Moscú, Sergei Kuznetsov, destacó que la plaza Lubyanskaya necesita un dominante arquitectónico, «pero cuál será es una cuestión discutible», resaltó el martes 16 de febrero en una reunión dedicada al monumento a Félix Dzerzhinsky.
«Por supuesto, decir que la arquitectura dominante es inapropiada allí y que un macizo de flores sería mejor resulta extraño», enfatizó el especialista, quién además recalcó, “desde el punto de vista arquitectónico, no veo objeciones ni argumentos en contra. Otra pregunta es qué puede ser”, estableciendo que, por supuesto, «en tales situaciones siempre hay muchos matices que deben tenerse en cuenta».
Sin embargo, para el columnista de Ria Novosti, Peter Akopov, en un artículo se pregunta, si el reclamado monumento es para la Lubyankaya o simplemente es deseado monumento a la URSS?, apelando a llamar las cosas por su nombre.
Akopov reseña en su texto que, en agosto de 1991, si bien entonces para algunos la demolición del monumento les pareció a muchos un símbolo de la caída del poder del PCUS, muy pronto quedó claro que la Unión Soviética Union tambié fue demolida con esa acción, y resaltó que, tan solo a 10 años de ese acontecimiento, comenzaron a escucharse llamadas para devolver el «hierro Félix» a su lugar de origen.
Para el autor del artículo, este llamamiento efectuado precisamente este año se puede prestar para varias interpretaciones, por un lado se cumplen 30 años del fallido Comité Estatal de Emergencia establecido por la línea más conservadora del Partido Comunista de la Unión Soviética, en sus intentos por salvar a la URSS del colapso al que la política de Gorbachov había conducido, y que trajo como consecuencia la demolición de la estatua de Dzerzhinsky de la plaza frente a la KGB, y por otro, se acercan las elecciones a la Duma Estatal (Parlamento), en las cuáles tanto los liberales de Rusia Unida como los nostálgicos por restaurar la Unión Soviética en el Partido Comunista de Rusia buscan el favor del electorado ruso.
«Pero el hecho es que no estamos hablando de la personalidad de Dzerzhinsky, no se trata de si era un ángel o un demonio, no se trata de él en absoluto, la cuestión de restaurar lo perdido, corregir un error es fundamental. El error no fue en sí mismo la demolición del monumento en 1991, sino la demolición de la URSS, el colapso de nuestro país, el colapso de toda la estructura socioeconómica. Es decir, el regreso de Dzerzhinsky (si lo hay) no debería ser una glorificación de él personalmente, sino un arrepentimiento por el colapso de la Unión Soviética«, enfatizó Peter Akopov en su artículo.
El 22 de agosto de 1991, tras el fracaso del Comité Estatal de Emergencia que buscaba asegurar la permanencia de la URSS, el monumento al creador de los servicios de inteligencia soviéticos, que es patrimonio cultural, fue desmantelado del lugar frente a las oficinas de la KGB, por entusiastas fuerzas liberales pro-occidentales. Desde entonces, las disputas por su devolución a la plaza Lubyanskaya no se han desvanecido en la sociedad rusa.
