Según remarcó el exmandatario de la URSS, los eventos impulsados ese año por el ‘Comité Estatal de Emergencia’ crearon condiciones en las que era increíblemente difícil seguir adelante con los esfuerzos para preservar la Unión Soviética.
En declaraciones a los medios de comunicación este miércoles, el expresidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, ha dicho que las lecciones del golpe de Estado occurrido contra su gobierno en agosto de 1991 siguen siendo relevantes hoy en día y que tanto la sociedad rusa como el Estado deben guardar los principios de la democracia y el estado de derecho que él defiende, agregó.
«La defensa de los principios de la democracia y el estado de derecho y la prevención de cualquier posibilidad de usurpación del poder y acciones aventureras deben ser siempre el centro de atención tanto para la sociedad como para las autoridades. Creo que la vía democrática de desarrollo de Rusia es la única, La correcta, y solo en esta vía nuestro país podrá desarrollarse y hacer frente a cualquier problema», indicó el exmandatario soviético.
Para Gorbachov, el «esquema de los conspiradores estaba condenado al fracaso gracias a una postura firme tomada por el presidente soviético, el presidente ruso y el coraje de miles de moscovitas, junto con muchas figuras públicas y legisladores», aseguró el expresidente, recordando los acontecimientos de esos días.
«Cuando los conspiradores me aislaron en Foros, cortaron todos los medios de comunicación y me enviaron a sus representantes, desestimé enfáticamente su demanda de firmar un decreto de Estado de emergencia. Califiqué sus acciones como una escapada criminal», puntualizó Gorbachov a los medios.
Según remarcó el exmandatario de la URSS, los eventos impulsados ese año por el ‘Comité Estatal de Emergencia’ crearon condiciones en las que era increíblemente difícil seguir adelante con los esfuerzos para preservar la Unión Soviética, al mismo tiempo que, enfatizó, complicaron y debilitaron las posiciones del presidente de la URSS ante la popularidad de Boris Yeltsin, sobretodo en Moscú. «Tienen una enorme parte de responsabilidad por el colapso del país», recalcó.
«Las repúblicas adoptaron declaraciones de independencia. Pero aún quedaban ciertas posibilidades de preservar la Unión sobre una base renovada. Sin embargo, en diciembre siguió un segundo golpe. La connivencia de los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, que declararon el fin de la existencia régimen de la Unión Soviética», dijo Gorbachov.
«La gente no quería volver a la forma de vida anterior. Las instituciones democráticas que surgieron como resultado de la Perestroika han resistido la prueba del tiempo en general», aseveró el político.
El 19 de agosto de 1991, pasó a la historia de la Rusia moderna como un fallido intento de golpe de Estado. Un grupo de altos funcionarios de la Unión Soviética, críticos con la política de reformas de Mikhail Gorbachev y el borrador de un nuevo Tratado de la Unión, creó lo que llamaron el Comité Estatal para el Estado de Emergencia en un intento por evitar la eliminación de la Unión Soviética. Las tropas y los vehículos blindados se trasladaron a Moscú y a las capitales de las repúblicas soviéticas.
El entonces presidente ruso Boris Yeltsin calificó al Comité Estatal para el Estado de Emergencia y sus acciones como un intento de golpe del gobierno. El golpe fracasó producto de la falta de coordinación de sus ejecutores y una clara idea de como reconducir los destinos de la URSS, en medio de agitación política y las manifestaciones que en Moscú principalmente, apoyaron la autoridad del presidente de la RFSR.
