Para las autoridades chinas, «la carrera de rascacielos» que se originó como un intento de medir el prestigio en la planificación urbana en el giugante asiático, fue olvidándose de las urgentes necesidades de los vecinos y su entorno.
Según se constata en un decreto, hecho público por el Ministerio de Vivienda, Construcción Urbana y Rural de la República Popular China, el país asiático dejara de construir rascacielos de más de 500 metros y en su lugar, desarrollará una nueva tendencia arquitectónica que ha recibido bastante debate a lo largo de las últimas décadas.
A partir de ahora, las estructuras de más de 250 metros deberán limitarse de forma estricta, e incluso, los edificios de más de 100 metros de altura deberan ser diseñados en torno a la escala adecuada para situarse en consonancia con los edificios circundantes.
Para las autoridades chinas, «la carrera de rascacielos» que se originó como un intento de medir el prestigio en la planificación urbana en el giugante asiático, fue olvidándose de las urgentes necesidades de los vecinos y su entorno.
«Los rascacielos requieren altos costos para su mantenimiento y seguridad», argumenta el ente regulador en el decreto, argumentando además, que estos estos son vulnerables de acuerdo a una plena efectividad referente a la resistencia a los terremotos, incentivan la contaminación lumínica y representan a su vez un peligro para los aviones.
Uno de los objetivos plasmados por el gobierno chino en dicho documento, es propiciar las condiciones para que los arquitectos y las empresas de construcción en el país tengan más oportunidades de prestar atención a las necesidades de los residentes y construir un entorno urbano agradable y cómodo para el pleno desarrollo de los seres humanos.
