A 200 años de haberse proclamado la independencia del Brasil, los desendientes del régimen monárquico brasileño lanzan su campaña en aras de revitalizar su reclamo hacia el poder con el slogan: ‘¿Izquierda? ¿derecha? Siga el mejor camino: Monarquía’.

En medio de las celebraciones por la independencia de Brasil, los desendientes del régimen monárquico brasileño lanzan su campaña en aras de revitalizar su reclamo hacia el poder con el slogan: ‘¿Izquierda? ¿derecha? Siga el mejor camino: Monarquía’.

«En este año que celebramos el Bicentenario de la Independencia, continuamos observando una amplia corriente que clama ‘quiero mi Brasil de vuelta’, eso es, una nación ordenada. Sepan los beneméritos patriotas, que siempre podrán contar con la estima, el apoyo y el trabajo de la familia Imperial», indicó en su mensaje, la segunda persona en la línea de sucesión del otrora imperio brasileño.

Según los descendientes de ese régimen monárquico latinoamericano, argumentan su propuesta de restauración de la monarquía, adjudicándose a sí mismos ser los veladores de los principios inmateriales de esa nación sudamericana, por encima de cualquier solución política de izquierda o derecha.

«La instauración de la República en Brasil, el día 15 de noviembre de 1889, fue un golpe de Estado, sin embargo, mantenemos ese acontecimiento como el más precioso de los legados, una fidelidad a su misión histórica, donde dieron siempre notoria prueba de esta fidelidad y nunca se abstuvieron de cumplir los deberes intrínsecos a la condición de miembros de la Familia Imperial», así afirman sus descendientes en su página web.

Hoy por hoy, el príncipe Luiz de Orleans e Bragança, un ingeniero químico de profesión, se autotitula como el «actual depositario de los derechos al Trono de la Corona de Brasil», enfatizando que llegado el momento de ascender al poder, Brasíl se convertiría en «un imperio, no un reino».

Nacido en 1938 en el balneario francés de Mandelieu-la-Napoule, al sur de Francia, Luiz de Orleans e Bragança fue el primero de los 12 hijos que se reconoció de su padre, el príncipe Pedro Henrique de Orleans e Bragança, cabeza de la Casa Imperial de Brasil.

Con el deceso de su padre, en 1981, Luiz de Orleans e Bragança asumió la jefatura de la familia imperial brasileña. En 1987, fue resonante en la opinión pública brasileña, una petición familiar a los miembros de la Asamblea Constituyente de Brasil para que se eliminase una denominada ‘cláusula pétrea’ dentro de la Constitución del país, que deja a los ‘monarquistas’ fuera de toda pretensión política.

El proceso independentista de Brasil fue complejo, pero pacífico en comparación con el resto de las naciones de América Latina.

Entre 1815 y 1822, Brasil formó parte del Reino Unido de Portugal, Brasil y AlgarveBrasil y Algarve. La invasión de las tropas de Napoleón Bonaparte (emperador francés) contra Portugal y gran parte de Europa, obligó a la familia real y la corte portuguesa, con María I a la cabeza, a trasladarse al país sudamericano, transformando el status político del Brasil.

Juan VI, quien rigió desde 1816 hasta 1822 los destinos del gigante sudamericano, asecedió al trono imperial luego del fallecimiento de María I. Sin embargo, una vez retomado el control de Portugal, su hijo, Pedro IV, al grito de ‘independencia o muerte’ (‘Grito de Ipiranga‘) proclamó el 7 de septiembre de 1822, la instauración del imperio brasileño y fue reconocido como Pedro I de Brasil.

El Imperio de Brasil incluyó, el actual territorio brasileño y el territorio uruguayo denominado por entonces como Provincia Cisplatina, la cuál proclamó su independencia en 1825. El período monárquico constitucional de Brasil estuvo encabezado por los emperadores Pedro I (1822-1831) y Pedro II (1831-1889) hasta que ese régimen fuese abolido el 15 de noviembre de 1889, como consecuencia de un golpe de Estado militar que instauró la República de Brasil, la cuál, hasta nuestros días, ha vivido la alternancia de períodos democráticos y de corte dictatorial.

Los herederos de la monarquía brasileña han presentado sus propuestas básicas para la restauración de ese régimen en Brasil.

La ‘Carta Monárquica’, presentada por los descendientes del ‘Imperio de Brasil’, fue escrita en 2015, y da cuenta de 16 propuestas básicas para la restauración del régimen y lo que definen como «la derrota final de esa pesadilla llamada República».

  • Restauración de la Monarquía en las líneas generales de la Constitución de 25 de marzo de 1824, naturalmente haciendo las adaptaciones necesarias a la realidad brasileña actual.
  • Monarquía hereditaria en la Casa Imperial de Brasil, con el consiguiente reconocimiento de Su Alteza Imperial y Real el Príncipe Don Luiz de Orleans e Bragança, Jefe de la misma Casa, legítimo titular de los derechos a la Corona.Poder Moderador como atribución del Emperador.
  • El poder ejecutivo se ejerce a través del Primer Ministro, junto con los demás miembros del Gabinete, que goza de la confianza del Emperador y de las Cortes, de acuerdo con el sistema parlamentario que prevaleció, con tanto éxito, durante todo el reinado de Don Pedro II.
  • Una legislatura bicameral, integrada por el Senado y la Cámara de Diputados, elegidos por sufragio universal.Mantenimiento, respecto del Poder Judicial y del Ministerio Público, de las condiciones de independencia de los respectivos miembros: vitalicia, inamovilidad e irreductibilidad de los salarios.Consejo de Estado, siendo elegidos los respectivos miembros por el Emperador, entre las figuras exponenciales de los diversos sectores de la vida nacional.
  • Mantenimiento del sistema federativo, incluyendo la posibilidad de que las Cortes del Imperio dividieran las existentes en nuevas unidades federativas, siempre mediante consulta plebiscitaria popular con las poblaciones interesadas.
  • Ampliación de la autonomía de los municipios, dentro de la organización política de los estados.La familia, célula madre de la sociedad y fundamento de la civilización cristiana, también debe ser protegida eficazmente. Los padres deben ser informados sobre los verdaderos derechos y fines de la familia, para que a sus ojos se valore la sublime misión de salvaguardar la vida de sus hijos, que es condición básica del bienestar doméstico.
  • De acuerdo con el principio de subsidiariedad, la familia es la principal responsable de la educación de los hijos. El Poder Público pondrá todos sus esfuerzos en el desarrollo de la red de educación privada y, además, completará, mediante la colaboración de la red de educación pública, lo necesario para dotar integralmente a la población nacional de un nivel educativo adecuado.Valorando la gran misión de las Fuerzas Armadas como guardianas de la Nación.
  • En su prestigio y eficacia descansa la paz social y la seguridad interior y exterior de nuestra patria, así como su merecido protagonismo en el escenario internacional. Sus miembros deben contar con todas las condiciones para vivir dignamente, libres de preocupaciones materiales que afecten su moral y los alejen de la plena dedicación a los deberes militares.
  • La Policía Militar y el Cuerpo Militar de Bomberos, reservas legítimas de las Fuerzas Armadas, como tales serán consideradas, reconocidas y destacadas su función intransferible en la seguridad pública y defensa territorial del País. A la Policía Federal y Civil, responsables de la preservación del orden público y para la seguridad de las personas y los bienes, se garantizará un tratamiento acorde con su importante e indelegable papel, especialmente en la defensa del ciudadano y en la lucha contra la delincuencia en todas sus formas.
  • Respeto al sistema de sindicalismo libre, de acuerdo con el compromiso asumido por Brasil al firmar la carta de la OIT.Siguiendo el ejemplo de lo ocurrido durante el largo reinado de D. Pedro II, los medios de comunicación deben gozar de las más amplias facultades posibles para desempeñar su importante papel de información y formación de la opinión pública.
  • El ejercicio de esta libertad debe ser entendido con su función social, siendo asegurado a todo brasileño, así como a la sociedad civil, el derecho a defender su honor y la moral familiar o social, en los términos de la ley.
  • Siendo, por excelencia, la forma de gobierno monárquica la que más se acerca al modelo familiar que debe ser la matriz de todas las sociedades humanas, la restauración del Imperio debe ir acompañada de una amplia confraternización de todos los brasileños en torno a un objetivo común. olvidando sus odios, malas voluntades y divisiones de cualquier tipo.
  • Así, la campaña por la restauración de la Monarquía, una verdadera cruzada nacional, realizada a altos niveles, no tendrá como objetivo llegar a personas, organizaciones y partidos, quedando la propaganda y el debate principalmente al nivel de las ideas.
91150cookie-checkLa familia imperial brasileña sigue en su empeño de restaurar la monarquía en el gigante sudamericano

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